¡El que pueda entender, que entienda!
Mateo 19,3-12
Años después de la muerte de José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, como hojas sueltas que quedaron olvidadas por sus famosos Cuadernos de Lanzarote, se ha publicado El Cuaderno, donde aparecen algunos comentarios sobre los problemas del mundo y su visión profunda y humanista. Reproducimos el titulado GEORGE BUSH, O LA EDAD DE LA MENTIRA:
Me pregunto cómo y porqué Estados Unidos, un país en todo tan grande, ha tenido, tantas veces, tan pequeños presidentes… George W. es quizá el más pequeño de todos. Inteligencia mediocre, ignorancia abisal, expresión verbal confusa y permanentemente atraída por la irresistible tentación del disparate, este hombre se presenta ante la humanidad con la pose grotesca de un cowboy que hubiera heredado el mundo y lo confundiera con una manada de ganado. No sabemos lo que realmente piensa, no sabemos siquiera si piensa (en el sentido noble de la palabra), no sabemos si en realidad no será un robot mal programado que constantemente confunde y cambia los mensajes que lleva grabados en su interior. Pero, honra le sea dada al menos una vez en la vida, hay en George Walker Bush, presidente de Estados Unidos, un programa que funciona a la perfección: el programa de la mentira.
Él sabe que miente, sabe que nosotros sabemos que está mintiendo, pero, por pertenecer a la tipología de comportamiento del mentiroso compulsivo, seguirá mintiendo aunque tenga delante de los ojos la más desnuda de las verdades, repetirá la mentira incluso después de que la verdad le haya estallado ante su mismo rostro. Mintió para hacer la guerra contra Irak como ya había mentido sobre su pasado turbulento y equívoco, es decir, con la misma desfachatez. La mentira, en George W., viene de muy lejos, la trae en la masa de la sangre. Como mentiroso emérito, él es el corifeo de todos los mentirosos que lo han rodeado, aplaudido y servido como lacayos durante los tres últimos años.
George Bush expulsó la verdad del mundo para, en su lugar, hacer fructificar la edad de la mentira. La sociedad humana actual está contaminada de mentira como la peor de las contaminaciones morales, y él es uno de los principales responsables. La mentira circula impunemente en todas partes, se ha convertido en una especie de otra verdad. Cuando hace algunos años un primer ministro portugués, cuyo nombre por caridad omito aquí, afirmó que “la política es el arte de no decir la verdad”, no podía imaginarse que George Bush, poco tiempo después, transformaría la chirriante información en una travesura ingenua de un político periférico sin conciencia real del valor y del significado de las palabras. Para Bush, la política es, simplemente, una de las palancas del negocio, y la mentira su mejor arma, la mentira como la avanzadilla de los tanques y de los cañones, la mentira sobre las ruinas, sobre los muertos, sobre las míseras y siempre frustradas esperanzas de la humanidad.
No es cierto que el mundo sea hoy más seguro que hace tres años, pero no dudemos de que sería mucho más limpio y tranquilo sin la política imperial y colonial del presidente de Estados Unidos de América, George Walker Bush, y de cuantos, conscientes del fraude que estaban cometiendo, le abrieron el camino para la Casa Blanca. La Historia les pedirá cuentas.