Hoy me acordé de una película que vi hace más de un año como parte de un deber para una clase de cine y fotografía. Se trata de Stalker (La Zona), del director ruso Andrei Tarkovsky. En ese momento, aprendí que Tarkovsky es considerado uno de los cineastas más destacados de todos los tiempos. Sus películas tienen un carácter profundo y de ritmo pausado que algunos especialistas han calificado como ‘cine lento’. Tarkovsky suele abordar constantemente temas trascendentales relacionados con la condición humana y su estilo se caracteriza por un uso poético de metáforas combinadas con un simbolismo muy complejo.

Stalker, considerada por muchos críticos como una de las obras más notables de Tarkovsky, se estrenó en 1979 y se sigue considerando una obra maestra del cine. Se conoce que el rodaje de esta película fue un proceso arduo e incluso peligroso para varios de los miembros del equipo de producción y del reparto. Al parecer, algunos de los lugares donde se rodó la película contenían ciertas radiaciones nocivas, lo que pudo haber causado la enfermedad y la muerte de algunos de los actores. Pocos años más tarde, el propio Tarkovsky murió a una edad muy temprana y es posible que el proceso de filmación de esta emblemática película haya sido un detonante fatal.

El argumento principal es sencillo y aparentemente liviano: dos hombres, un escritor y un científico, son guiados por un enigmático individuo (el llamado Stalker, en inglés) a un lugar conocido como La Zona, donde se dice que a quienes lo visitan les ocurren cosas mágicas. Al parecer, un meteorito habría caído en este lugar hace mucho tiempo, otorgándole ciertos poderes. Como consecuencia, el gobierno represivo del país ficticio donde se desarrolla la película hizo ilegal la entrada a La Zona. Esto podría representar una crítica de Tarkovsky a la Unión Soviética. Sin embargo, más allá de sus posibles connotaciones políticas, considero más interesante contemplar a Stalker como un análisis profundamente abstracto de la mente humana, al igual que un estudio sobre el significado de la esperanza.

Con esta película, la única que he visto del aclamado director ruso (y de las pocas de ‘cine lento’), Tarkovsky critica de forma brillante a quienes se entregan a una cosmovisión oscura y adoptan una actitud desesperanzada hacia el mundo. Además, Stalker ilustra hábilmente un contraste entre la esperanza de las generaciones emergentes y el estado interior corrupto de muchos individuos de generaciones pasadas. Destaco la siguiente frase:

Que sean indefensos como niños, porque la debilidad es algo grande, y la fuerza no es nada. Cuando un hombre acaba de nacer, es débil y flexible. Cuando muere, es duro e insensible. Cuando un árbol está creciendo, es tierno y flexible. Pero cuando está seco y duro, muere. La dureza y la fuerza son compañeras de la muerte. La flexibilidad y la debilidad son expresiones de la frescura del ser. Porque lo que se ha endurecido nunca ganará.

Tarkovsky – Stalker (1979)