Los actuales indoamericanos o latinoamericanos —como se quiera— fuimos superiores a la Europa de entonces a la fecha del “descubrimiento” (1492), previa a la colonización española. El 17 de octubre de 2005, la edición española de Newsweek publicó un reportaje bajo el título “Redescubrir América. Cristóbal Colón, al desembarcar en el Nuevo Mundo, halló una sociedad más avanzada que su natal Europa”. Charles C. Mann publicó, entiendo que solamente en inglés, una obra que parece no ha merecido la debida atención, cuyo título traducido es: 1491. Nuevas revelaciones de las Américas antes de Colón. Él es un escritor y periodista usamericano nacido en 1955, especializado en temas históricos y científicos. Ha escrito en revistas especializadas como la National Geographic Society. En 2005 ganó el premio de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos por el mejor libro del año.

Mann sostiene que no fueron las superioridades técnicas ni las armas de fuego las que derrotaron a los nativos, sino las enfermedades traídas por los europeos. Los indígenas descubrieron que cargar y luego apuntar con las armas de fuego era menos efectivo que usar las flechas.

En 2014, el periodista Martín Pallares comentó en el diario “El Comercio” sobre las ideas de Mann, que sostiene que nuestros primitivos habitantes moldearon inclusive el paisaje y hasta la selva, sin deteriorarla, con el objeto de producir alimentos a la sombra de los árboles. El reportaje cita a Mann: “Habiendo crecido por separado por miles de años, las Américas eran un mundo infinito de ideas novedosas, historias, filosofías, religiones (…). Mucho más grande hubiera sido si el grueso de la sociedad indígena hubiera sobrevivido en todo su esplendor”.

“En 1491 —escribe Mann— los incas gobernaban ‘el imperio más grande del mundo’, en parte por desarrollar una hazaña de adaptación única: explotar el accidentado terreno de los Andes al implementar una economía basada en el comercio entre los diferentes ecosistemas”. Añade que “alimentarse requería un cultivo de la naturaleza a una escala inmensa”. “La tecnología y la organización social de los nativos (…) estaban más avanzadas en América que en Europa.”

No he leído el libro de Mann, pero sabido es que los incas fueron grandes constructores de caminos, sólo superados por el imperio romano, y que los mayas tuvieron logros en arquitectura, astronomía, escritura, matemáticas. Los aztecas se distinguieron igualmente en la producción de alimentos, construcción de acueductos y arquitectura monumental. Aunque fueron organizaciones totalmente piramidales, con fuertes raigambres religiosas y normas rígidas, no se conoce que hayan existido marginaciones en gran escala dentro de los diversos niveles de la sociedad, a pesar de las castas. Todos estaban atendidos.

En la interesante obra El pan de América escrita por el prematuramente desaparecido doctor Eduardo Estrella, el doctor Plutarco Naranjo, prologuista de la edición, escribe: “Cuando los españoles conquistaron América (…) encontraron un pueblo saludable de gente robusta (…). Mucho más tarde vendrían las calamidades y desde mediados del siglo XVIII se hacen presentes los cuadros de desnutrición. Mientras fueron señores de su tierra, los aborígenes de América gozaron de una alimentación variada y balanceada. Desarrollaron técnicas agrícolas que les permitían disponer de buena alimentación y nutrición. La conquista implicó una profunda transformación en los patrones alimenticios…”. El doctor Estrella sostiene que la situación de dependencia que hemos soportado y sus “efectos estructurales en la economía y organización social” han permitido que la mayoría de la población no puede satisfacer sus necesidades más elementales. Este gran ecuatoriano nos ha hablado de la “cultura del hambre y (de) la cultura aborigen”. La desnutrición en el Ecuador es de larga data y, si alguna vez se supera, se necesitarán dos generaciones por lo menos.

Por otro lado, conocido es que los europeos no tuvieron, en contraste con América, las mejores condiciones para producir alimentos. En épocas muy duras de su historia, debido a guerras y luchas internas, el hambre, la peste y otros males azolaron al Viejo Mundo. ¿Quién los sostuvo? Pues el “pan de América”, especialmente con el maíz y la papa, productos originados en este lado del mundo. Desde entonces, los imperios coloniales asentados en Europa, azolaron África y la actual América Latina y dispusieron de sus riquezas, reservas, materias primas y recursos para ayudarse a levantar una sociedad de abundancia, desperdicio y desigualdad, y el nuevo imperio de occidente, al norte, sigue hasta hoy tratando de manejar el planeta con los mismos objetivos.

Al parecer, los europeos del siglo X fueron muy mal vistos por civilizaciones más avanzadas de oriente. Según se lee desde la Tercera Parte del libro IDEAS de Peter Watson, el lento surgimiento de la Europa actual se origina en ese siglo hasta el XV. Desde entonces, Europa comienza a convertirse en la “Gran bisagra de la historia”, que explica por qué Europa es lo que ha sido y lo que es.

En 1776, los EE.UU. declararon la independencia de Inglaterra, conducidos por hombres que vivieron y se prepararon en Europa, y que buscaron una especie de tierra prometida. La  relación de la conquista del oeste es asombrosa. Watson también la relata y explica el proceso del gran imperio, de la gran nación. No hay que olvidar que detrás de todo estuvo, no solo la necesidad de algo diferente, nuevo y propio, distinto a lo que aún se mantenía de feudalismo, sino en gran medida la supremacía blanca, expresada en 1915 en la película muda El nacimiento de una nación, dirigida por D.W.Grifftiht.

Llama, pues, la atención que hoy ciertos grupos ultra tradicionalistas de España sostengan que ellos llegaron para salvar a los mexicanos de las atrocidades de los aztecas. ¿Cuántos “salvajes”, que ni siquiera tenían “alma” y no eran reconocidos como humanos, mataron en nuestras tierras? Bélgica sí reconoció las brutalidades cometidas por uno de los mayores genocidas de la historia, el rey Leopoldo II en el Congo Belga, en la segunda mitad del siglo XIX. Estos señores españoles y europeos, que se niegan decirle a la humanidad “lo siento”, se olvidan del millón de muertos de la guerra española, y de los millones de cadáveres de dos guerras mundiales, sin considerar el interminable listado de matanzas que se han sucedido y seguirán sucediéndose a lo largo del hermoso planeta azul, hasta que este se canse y sea la naturaleza la que acabe con la raza humana o la reduzca a la Edad de Piedra. El proceso ya ha empezado.   

Enero, 2022

Una respuesta a «Cuando el Nuevo Mundo fue superior a Europa»

  1. Error el creer que una sociedad puede ser mas o mejor que otra, simplemente hay que aceptar que fueron diferentes. Se puede entender que los (mal llamados) aztecas tenían una arquitectura impresionante y magnifica pero sus sacrificios humanos no tenían nada de grandioso y que gracias al descontento de los pueblos indios conquistados por los mexicas o los incas del sur ante el usurpador Atahualpa, aprovecharon a los españoles para liberarse de sus enemigos. El limitado conocimiento de los metales también limito la posibilidad de una defensa efectiva frente a los españoles y esta claro que los nuevos alimentos americanos ayudaron efectivamente a evitar la hambruna europea. Pero creerles mejores a unos u otros por ciertas consideraciones especificas es obviar todo lo bueno y malo que salio del choque de dos culturas totalmente dispares. En lugar de buscar reconocimientos o arrepentimientos deberíamos entender que simplemente fue el nacimiento de una nueva raza, la mestiza americana.

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