Este febrero se cumplieron cien años del nacimiento del portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, autor de novelas imperecederas, cuentos y poemas. Periodista de trayectoria, comenzó a escribir literatura, igual que Cervantes, a los 55 años. Escritor de los más grandes del siglo XX, humanista, sabio como pocos, marxista y ateo. Participó activamente en la “revolución de los claveles” que, sin sangre, acabó con treinta y seis años del gobierno autocrático de Oliveira Salazar.

Saramago fue un hombre íntegro que llevaba en sus huesos el sentido y la dimensión de profundidad. Su esposa andaluza Pilar del Río ha mencionado la mejor definición de su esposo que se había dado: “Es un clásico; ese hombre tiene el latido de la eternidad en su obra”. Harold Blom comentaría en 2001: “Saramago es extraordinario; casi un Shakespeare entre los novelistas”.

Además de su inmensa obra literaria, Saramago escribió Los cuadernos de Lanzarote a partir de 1993. Estos Cuadernos representan su visión del mundo y de la vida mientras él pudo escribir. Son un legado de su pensamiento y de sus actitudes.Él vivió en esa isla parte de su vida hasta morir. Lanzarote está en las Canarias. Se trasladó allá desde la época en que su novela El evangelio según Jesucristo, editada en 1991,fuera rechazada por las autoridades portuguesas.

¿Cómo es posible que un ateo hable de Dios en sus obras? Se encuentra presente en muchas de ellas, en especial en Memorial del convento. La respuesta es simple: para Saramago Dios es una creación cultural. El hombre no es hecho a semejanza de Dios; Dios es hecho a semejanza del hombre, hasta el punto de que lo humanizaron quizás en la figura más sublime de la humanidad: Jesús.Es sabido que los ateos pueden ser grandes místicos. Los estudios muestran al parecer que los ateos son generalmente mejores personas. Reproducimos, con sus propias palabras, parte de la visión de José Saramago sobre Dios:

“Dios es el silencio del universo y el hombre el grito que da un sentido a ese silencio”.

“Dios no necesita del hombre para nada, excepto para ser Dios”.

“Cada hombre que muere es una muerte de Dios. Y cuando muera el último hombre, Dios no resucitará”.

“Los hombres, a Dios, le perdonan todo, y cuando menos lo comprenden más le perdonan”.

“Dios, un todo arrancado a la nada por quien es poco más que nada”.

Un periodista español, Juan Arias, realizó varias entrevistas a Saramago, que aparecieron en un libro titulado El amor posible. Transcribimos algunos conceptos:

“Sin Dios no podría existir la palabra ateo ni la palabra ateísmo”.

“… De ahí a que mate a Dios, no, es que Dios no resucita al tercer día, es que después de cada ataque, ahí está otra vez, de pie, como esos muñecos porfiados”.

“No creo en Dios, pero si Dios existe para la persona con quien estoy hablando, entonces Dios existe para mí en esa persona”.

“Cuando se acabe la humanidad no habrá más Dios porque no habrá nadie para decir Dios o para pensar en él”.

“Hay un solo lugar donde Dios existe, y el diablo y el bien y el mal, que es mi cabeza. Fuera de mi cabeza, fuera de la cabeza del hombre, no hay nada”.

“Y escuchen esta frase que nos hace maravillosos a los seres humanos: “La capacidad que tiene el cerebro humano de construir sobre la nada es increíble”.

“Me gustaría que existiera Dios porque tendría a quien pedir cuentas cada mañana”.

“Hemos construido una civilización sobre un nombre, el nombre de Dios, es decir, sobre la nada”.

“La prueba de la inexistencia de Dios (…) es la existencia de la raza humana”.

“Puede que Dios no exista, al menos desde mi punto de vista no existe, pero el factor Dios, eso sí existe”.

En Memorial del convento se lee: “Dénos su bendición, padre, No puedo, no sé en nombre de qué Dios os los iba a dar, bendecíos el uno al otro, eso basta, ojalá todas las bendiciones fuesen como esa”.

Palabra de José Saramago (1922, Azinhaga, Portugal – 2010, Tías, España).

Marzo, 2022.

Una respuesta a «Dios y Saramago»

  1. Gracias Modesto por este blog; lo de Saramago me hace pensar en que el efecto eternidad no deja de ser un consuelo para creyentes, que envidio, Gracias amigo

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