En esta época política, inclusive para salir de la saturación electoral, recomendamos dos obras sobre el expresidente Velasco Ibarra que deberían ser leídas.

De RAÚL VALLEJO, la excelente novela El perpetuo exiliado (Random House, 2016, 439 páginas), galardonada con el Premio Real Academia Española (2018) y con el Premio Internacional de Novela Héctor Rojas Erazo (2016). Se reproduce una crítica de la obra, publicada en la Revista Ruta Krítica y en La Palabra Abierta (CCE),  escrita por el editor de este blog.

“La figura de José María Velasco Ibarra —se lee en la contratapa— se ha ido difuminando en la leyenda. De su obra y proyecto político se recuerda poco, salvo el hecho —impresionante, sí— de que arribó cinco veces a la presidencia del Ecuador y de que el destino de esa gloria fue siempre el destierro”.

De DIEGO ARAUJO SÁNCHEZ, Los nombres ocultos (Rayuela editores, 2016, 136 páginas), sobre la muerte nunca aclarada de Antonio Leiva, chofer del doctor Velasco Ibarra en su primera presidencia durante el año 1935. Además de un excelente uso del idioma, sorprende la estructura de la obra y el manejo bien logrado de los diferentes niveles narrativos. Una reflexión además sobre la condición humana. En una de las páginas de la obra se lee: “El relato, ficticio o no, como expresión de arte, tal vez sea el instrumento más eficaz para aproximarse a la realidad. Y en cualquier relato digno de tal nombre, como en la vida misma, no existen verdades absolutas”.


por Modesto Ponce Maldonado