Estoy leyendo El hombre en busca de sentido (1946), el best seller de Viktor Frankl: neurólogo, psiquiatra, filósofo y sobreviviente del Holocausto. Desde la perspectiva de su experiencia en campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau, Frankl habla del amor, la esperanza, la importancia de tomar responsabilidad sobre nuestra propia vida, la libertad y otros temas fundamentales para todo ser humano. También describe a la naturaleza y al arte como antídotos por excelencia ante cualquier adversidad. Es un libro breve y maravilloso que, según había escuchado en reiteradas ocasiones, todo ser humano debería leer en algún punto de su vida. Aunque no son los temas centrales del libro, tan pronto empecé a leerlo me llamó la atención un pasaje sobre la clave del éxito y la felicidad:
No apuntes al éxito. Cuanto más lo apuntes y lo conviertas en un objetivo, más lo perderás. Porque el éxito, como la felicidad, no puede ser perseguido; debe producirse, y solo lo hace como el efecto secundario no intencionado de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo o como el subproducto de la entrega a otra persona. La felicidad debe suceder, y lo mismo vale para el éxito: hay que dejar que suceda sin preocuparse por ello. Quiero que escuches lo que tu conciencia te ordena que hagas y que lo lleves a cabo lo mejor que puedas. Entonces vivirás para ver que, a largo plazo – ¡a largo plazo, digo! – el éxito te encontrará precisamente porque te habías olvidado de pensarlo.
Viktor Frankl – El hombre en busca de sentido (1946)
Esto me recuerda a algunos músicos exitosos y otras celebridades contemporáneas a quienes he escuchado decir que la clave de su éxito consistió en ‘bajar la cabeza’, ‘hacer las cosas’ y esperar. Es decir, en lugar de proponerse tener mucho dinero, ser reconocidos en las calles, llenar estadios y ganar varios premios, estas personas se dedicaron durante varios años a hacer, con paciencia y de la mejor manera posible, lo que su consciencia les ordenaba. Según ellos, y de acuerdo con lo que propone Frankl en su libro, es así como a largo plazo, de una u otra forma, encontraron el éxito y la felicidad en alguna de sus versiones. O, como hubiera dicho Frankl, la felicidad y el éxito encontraron a estas personas.
Hoy las palabras de Frankl son quizás más acertadas que nunca. Vivimos en la época de lo inmediato y nos urge destacar cada vez más. Ser más y tener más. Me pregunto a dónde nos puede conducir por sí sola esta mentalidad si no es al mismo fracaso y, sobre todo, a la infelicidad. Aunque es evidente que no existe una clave infalible del éxito y la felicidad, me tranquiliza adoptar las palabras de Frankl como un mantra. Hay cosas que, además de ser imposibles de palpar con las manos, no deben ser buscadas, sino que nos encuentran como el efecto secundario de la dedicación y la paciencia. Sobre todo, hay cosas que solo hemos de conseguir cuando ‘bajemos la cabeza’ por un buen tiempo, mirando a pocos más que a nosotros mismos. Hemos de alzar la vista un día para descubrirnos levitando.
por Juan Martín Naranjo Ponce