Modesto Ponce Maldonado
No digas: vivo ahora, moriré mañana.
Marcel Schwob, ‘El libro de Monelle’.
No partas la realidad entre vida y muerte.
Di: ahora vivo y muero.
No digas tampoco: partió, se fue, está en el más allá, nos dejó, descansó… No. Tras la leve, levísima, línea divisoria del fin y de lo que podría venir solamente existe lo incierto, el misterio, o la nada; existen también ciertas certezas, la fe, el sueño de otro mundo, la felicidad eterna, la respuesta a la humana necesidad de un Dios ante los riesgos del existir y los descalabros del acontecer humano. No obstante, solamente existe como verdad, como realidad, una vida vivida, palpable, comprobable día a día mientras pasan los años; y se espera un sueño, un anhelo, una esperanza de la que nadie, salvo la promesa y el convencimiento personal, subjetivo, ha dado cuenta o ha narrado lo que sucede luego de llegar al límite, de sucumbir ante el fin; o, si se quiere, saltar esa delgada trinchera hacia otro mundo.
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