Dicen que en la antigua Roma se consumía mucho vino, lo que llevó al emperador a controlar su consumo. Como consecuencia, su ingestión se multiplicó. En el siglo XVI los conquistadores españoles manejaron el negocio de la hoja de coca. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, para compensar su balanza de pagos, Inglaterra se hizo del negocio del opio en el mundo, pero castigaba a los consumidores locales. A comienzos del siglo XX, en EE.UU., se prohibió el consumo de alcohol. La consecuencia fue que en Chicago se multiplicaron las cantinas y nació Al Capone y sus seguidores. El aumento de la demanda impulsó la oferta. En la Expo 92 de Sevilla, Bolivia fue impedida de exhibir la “hierba maldita”, a pesar de que es parte de una cultura milenaria andina y es usada como infusión. Médicos han recomendado la infusión de hojas de coca como desintoxicante para los adictos a la cocaína y al alcohol. Aun la LSD obtenida por un laboratorio es clínicamente inofensiva y no crea hábito, no es ni buena ni mala, pero las reacciones mentales pueden ser negativas, dependiendo de la persona, del objeto de su uso o de la falta de vigilancia médica. Parece ser una poderosa ayuda al servicio de la psicoterapia.

Sobre la mariguana, que tiene propiedades medicinales, las cosas están claras y no hace falta mayor comentario: la gran mayoría de los jóvenes la han probado o la usan esporádicamente y no serán adictos nunca. Muchos ejecutivos o políticos usan la cocaína como estimulante o para superar una “chispería”. La cocaína —no la base de coca que es realmente dañina— no produce dependencia física sino psíquica. El cigarrillo y el alcohol producen ambos tipos de dependencia y su uso excesivo causa daño al feto, algo que no se ha probado en el caso de la cocaína. El uso del alcohol en Ecuador tiene cifras muy altas y no está prohibido. Se ha opinado que la guerra contra el tabaco está vinculado a reducir el poder político de las tabacaleras.  El 70% de los consumidores de Quito opinaron que las campañas de prevención, según la Fundación Nuestros Jóvenes, “no son realistas…, son la cagada, no tienen bases sólidas, no solucionan el problema, no presentan las cosas como son”. Ante el fracaso de la prevención se acentuó la represión.

Muchas mujeres son condenadas a 8 años por haber portado, seguramente por hambre y necesidad, un paquete de droga. Viven con sus hijos en las cárceles. ¿Qué peligro real representan para la sociedad estas mujeres? La mayor parte deberían ser indultadas. Es la postura de la sociedad. La “moral” de la sociedad que descarga sus culpas en los más débiles. Los descomunales perjuicios que causa el narcotráfico tienen una sola raíz: su ilegalidad. Por ese motivo los narcotraficantes tienen una influencia política innegable en Colombia, pero nunca han solicitado la legalización de su negocio”. “Muerto Escobar, habrá que inventar otro”, se dijo alguna vez. Los jueces y magistrados ecuatorianos no se atreven a dictar sentencias en los juicios por narcotráfico. En caso de absolución, pueden ser cómplices ante la opinión pública; en caso de condena, temen por sus vidas y la seguridad de su familia. Entonces, con la droga ¿todo es posible? Parece que sí.

Colombia tiene siete bases militares de EE.UU. en su territorio y la superficie sembrada de hoja de coca se ha multiplicado, lo mismo que su exportación. Solamente el 20% de la droga es decomisada. Uno de los mayores consumidores es EE.UU. y es obvio que eso representa un factor muy importante en su economía. El negocio está en la ilegalidad y en los altos precios que ayudan a una mayor circulación de dinero. No se ha escuchado que un capo de la droga de La Florida o de Nueva York ha sido condenado a cadena perpetua, pero se apresa a los latinoamericanos. Hay casos escandalosos de personas que, por una casualidad, han sido “sospechosos” de delinquir sin tener nada que ver y van a parar meses en la cárcel. Si no tienen dinero para abogados es peor.

El negocio de la droga se ampara también en el sigilo de la banca suiza. Fue Reagan, el gran “cowboy”, quien inició la lucha contra la droga. La “guerra a las drogas” quizás sea un mecanismo de evasión que permite soslayar las lacras y miserias de una sociedad descompuesta —la de ellos— y de otra sociedad sin esperanza —la nuestra—. La gaseosa de mayor venta en el mundo es adictiva y causa daños al organismo, además de ser muy útil para destapar sanitarios. México cuenta con más de cincuenta mil muertos anuales por las guerras entre bandas. ¿Morirán mil personas al año por adicción? En Ecuador, en los últimos meses, han sido asesinadas 400 personas en las cárceles por guerras entre bandas. Por supuesto que la culpa está en la eliminación de la base de Manta, en un radar menos y en un puente inconcluso. ¡Estupideces! En el mundo la desnutrición y el hambre matan millones. En nuestro país las muertes por accidentes de tránsito son infinitamente mayores que las muertes por adicción. La causa: el alcohol y la irresponsabilidad. Los accidentes por causas mecánicas no llegan al 1%, y obligan a una revisión mecánica anual a los vehículos livianos. A los pesados solamente “se les van los frenos”.

Finalmente, ¿de qué sirve la prohibición si la venta es libre? Todos los sabemos. Inclusive hay servicio a domicilio. La mariguana, por ejemplo, puede consumirse en deliciosos e inofensivos brownies. Este hecho destruye el argumento que sostiene que la liberalización aumentaría el consumo. El precio bajo aumentaría la tentación, pero si los adictos aumentan en un 100 o 200%, por ejemplo, el problema social no se modifica.

¡Hay que dejar de prohibir la droga!, crear centros de recuperación o controlar con medidas adecuadas las que ocasionan daños irreversibles. Los presupuestos serían muy bajos comparados con los millones que se gastan en controlar el narcotráfico. Premios Nobel, procuradores, sociólogos, sacerdotes, médicos, congresistas, psicólogos, penalistas, antropólogos y magistrados están a favor de la no prohibición. No se entiende que el problema no es la sustancia, sino las personas. La droga no es un virus. Los adictos son enfermos, “enfermos del alma”. La droga es un subproducto de los sistemas y de las estructuras sociales. Muchos pagan con la cárcel, no el delito, sino la miseria. Inclusive son procedimientos ajenos a la teoría penal. Es muy frecuente encontrar, en las zonas subliminales de la publicidad, mensajes dirigidos a que la compra de tal producto o articulo inclinan al comprador a sentirse bien, a ser feliz o a sentirse “ellos mismos”. Los consumidores de droga se sienten “ellos mismos” al usarlas: no tienen acceso al automóvil, a la ropa fina o a perfumes caros. Y existen otros “enfermos del alma”. Por ejemplo, los cada vez más numerosos miembros de sectas o de grupos religiosos, los cuales, como una forma de evadirse de la realidad, creen, entre otras cosas, en vírgenes que se aparecen y envían mensajes.

En algún modo, ciertas actitudes religiosas siguen siendo, en mayor medida de lo que se cree, el “opio del pueblo”. Hace más de cincuenta años el ex rector de la Universidad Católica, doctor Hernán Malo González, al tratar sobre la mariguana, escribió: “La generación que representa la autoridad, la tradición, los valores consagrados de occidente tiene que renunciar al demonio de la hipocresía y tiene que estar convencida de que al joven no se le puede engañar” (Revista Mensajero, VI-VII, 1971). Para una buena información sobre el tema es recomendable la lectura del libro LA LEY Y LA DROGA (Fundación Ecuatoriana de Estudios Sociales, FESO-1993), que recoge valiosísimas opiniones de especialistas y profesionales. La mayoría están de acuerdo en que “se está librando la batalla en el frente equivocado”. ¿No a las drogas o sí a las drogas?

Modesto Ponce Maldonado
Marzo, 2022